jueves, 11 de noviembre de 2010

EL DESARROLLO HUMANO BASADO EN LA LIBERTAD

No hay valor más controversial para el desarrollo humano que la libertad. Se supone que a través de ella tomamos las riendas de nuestro proceso de vida y determinamos los rumbos que hemos de seguir. Es el proceso de la autonomía, o más exactamente de manejar, controlar y proyectar la propia existencia a todos los niveles.

El desarrollo se centra entonces en la satisfacción de las necesidades básicas de los seres humanos tales como nutrición, salud, educación, servicios, como medios para proporcionar estabilidad en las personas.

Amaryta Zen nos plantea un desarrollo humano basado en las libertades del hombre tanto políticas con alternativas de participación, opinión pública y elecciones libres; oportunidades sociales como satisfactores de las necesidades básicas de los seres humanos, educación, servicios, productividad etc.; adquisición económica como medio para conseguir un sustento digno, todo ello basado en el concepto de agente: El individuo que actúa y provoca cambios y cuyos logros pueden mirarse desde sus propios valores y objetivos y también en función de criterios externos.

Es indudable que en la propuesta de Zen el Estado juega igualmente un papel preponderante en el desarrollo humano basado en la libertad, puesto que este debe generar oportunidades de seguridad social e intervención pública activa, así como garantizar la expansión de servicios sociales tales como la educación, la salud, la protección ciudadana y respeto de los derechos civiles, políticos y el derecho a estar informados.

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